Pequeña y mediana empresa: hacer historia o ser historia, una cuestión de actitud
24 de febrero de 2010 - Destacados
El problema no es solamente entre la empresa y los clientes externos; ¿cuántas veces el área de ventas se compromete ante un tercero con productos o plazos que la de producción nunca podría cumplir?; ¿cuántas veces el departamento de logística decide unilateralmente entregar uno o dos días después de lo comprometido la mercadería a un cliente por cuestiones de comodidad?; ¿cuántas veces el sector de compras adquiere compromisos en cuanto a los plazos de pago que la tesorería es incapaz de cumplir? Y luego todos se preguntan por qué se perdió la cuenta de un cliente importante, o cuál es la razón por la que cierto proveedor ya no quiere trabajar con nosotros.
10) Muchas de las actividades o los procesos se realizan actualmente en la empresa sólo porque alguna vez se necesitaron o porque el empresario lo ha pedido, más allá de la real necesidad actual. Innumerables horas/hombre se dedican para cumplir simplemente con rituales, porque en realidad se trata de trabajos que ya no se requieren, pero que tampoco nadie dedicó el tiempo para evaluarlos y desactivarlos. Nuevamente, el único motivo por el cual aún perduran es simplemente porque no hubo tiempo para revisarlos. Nuevamente el tiempo, ese recurso que parecería que el empresario de la pequeña y mediana empresa declama una y otra vez no tener, pero pareciera esforzase por no valorar, ya que vive continuamente sobrecargándose de responsabilidades y tareas que no le son propias.
Todos y cada uno de estos diez puntos (que podrían ser muchos más, por supuesto) son grandes luces rojas encendidas a diario y visibles para quien tenga la actitud y la aptitud para verlas.
La decisión que el empresario de la pequeña y mediana empresa tome ante cada uno de ellos, y la actitud con la cual lo haga, no solamente pueden alejarlo de sus clientes, sino que también lo van relegando en sus propias posibilidades de alcanzar los objetivos que tiene en su mente.