A diez años del estallido puntocom
17 de marzo de 2010 - Destacados
En enero de 2000, diecisiete empresas puntocom pagaron más de US$ 2 millones cada una para publicitarse durante el Super Bowl, el partido de fútbol americano que marca el final de la temporada en EE.UU.
Si alguien busca el momento simbólico en el que una burbuja de inversiones derivó en excesos claramente insostenibles, ahí lo tiene. Algunas semanas después, el 10 de marzo de 2000, el barómetro de la fiebre de las puntocom -el mercado alcista de la tecnología y las telecomunicaciones de los “90-, el Nasdaq Composite, cerró en un máximo de 5.048,62 puntos.
Esa cifra culminaba una subida desde 750 puntos a comienzos de 1995, un avance del 570%. Una vez que comenzó a caer, no paró hasta alcanzar los 1.114,11 puntos en octubre de 2002, un descenso de casi 80% desde su máximo. Diez años después, el Nasdaq se mueve en torno a los 2.340 puntos, 54% por debajo de su techo.
La burbuja era igual de irracional que el resto de las formadas a lo largo de la historia. “Era una época en la que las reglas de la inversión no tenían sentido y, pese a que a la gente le gustaba pensar que las cosas habían cambiado con todos los comentarios sobre una nueva revolución industrial, quedó demostrado que la realidad no era así”, explicó Anthony Conroy, responsable de operaciones de BNY ConvergEx.
La manía se hizo evidente en el período previo al colapso del Nasdaq, momento en el que hubo trabajadores que renunciaron a empleos fijos para convertirse en “operadores de día” con la esperanza de hacer fortuna con la subida de las acciones. Esa ruta hacia la riqueza llegó a un súbito final, y la presencia de operadores individuales en la bolsa ha sido mucho menor desde entonces.