Cuando el líder se va

14 de octubre de 2011 - Destacados

Las investigaciones sugieren que la repentina pérdida de un líder afecta mucho más a la compañía que una transición suave, de esas que resultan de un bien orquestado plan de sucesión. Como con renuencia las empresas experimentan cambios de poder rápidos y drásticos, hay que pensar en formas de suavizar el golpe a los empleados. Así aconseja Shelley duBois en la revista Fortune. .

Apple se venía preparando para la transición desde hace bastante tiempo. Jobs llevaba años entrenando a Tim Cook para reemplazarlo. “Cook fue elegido personalmente por Steve Jobs y entrenado para el rol,” dice Gilad Chen, profesora de management y organización en la Universidad de Maryland. “Por eso es de esperar que Apple pueda aspirar a una transición más suave que otras empresas que no esperan el cambio.”

Pero también las empresas que no esperan un gran cambio de liderazgo en el futuro cercano deberían prepararse, opina David Ballard, director del programa de lugares de trabajo saludables de la American Psychological Association. El líder puede enfermar, o cambiar de empleo o, como el caso de Mark Hurd en HP, verse enredado en un escándalo que conduce a su partida. La mayoría de las empresas no tienen un plan sucesorio de emergencia, dice Ballard.

Un cambio brusco, como el despido repentino de un CEO en desgracia puede ser especialmente difícil. Los empleados tienden a desconfiar de los líderes que quedan después de un escándalo, especialmente si esos miembros de la gerencia apoyaron al CEO.

Pero se puede sacar algo positivo de un despido por inconducta. Los líderes remanentes pueden usar esa partida para reforzar los valores de la compañía y enviar la señal de que nadie es inmune, que los códigos de conducta son firmes.
Los expertos coinciden en que hasta donde sea posible, las empresas deberían guiar las conversaciones sobre la partida del CEO y dar explicaciones claras y válidas de por qué el cambio es bueno.

Uno de los mejores para-golpes a usar cuando se percibe un cambio en la cima es distribuir el liderazgo con tiempo. Esto ocurre en el ejército y con casi todos los cargos en el gobierno. “Esos son sistemas donde los cambios tienen una frecuencia regular”.

Lo mismo ocurre con el fondo Monetario internacional, que hizo una transición de liderazgo bastante suave entre Dominique Strauss-Kahn y Christine Lagarde luego de la renuncia del primero en medio de un escándalo.

Es una buena señal cuando un alto ejecutivo puede distribuir las oportunidades de liderazgo en toda la capa de la alta gerencia. Las empresas con ese tipo de distribución de poder son mucho más resistentes a cambios que parecen dramáticos.

Fuente: Mercado – Argentina

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