Roberto Fontanarrosa, in memoriam

Un hombre como el, se reiría de un título como este y probablemente emitiría una fina ironía comentándolo.

Lo hacemos pensando en hacerle una broma con tan formal introducción y el, seguramente, la aprecia. Se fue Roberto Fontanarrosa y dicen que Rosario, la ciudad en la que siempre vivió, nunca estuvo mas triste. Pero no sólo Rosario lamenta la partida de ese hombre sencillo que nunca dejó a sus amigos de siempre, son millones de argentinos quienes saben que un espacio no volverá a llenarse nunca mas. Fontanarrosa fue un gran humorista y un increíble escritor pero, aunque esto ya es mucho, fue bastante mas y por eso escribimos estos párrafos que, aparentemente, se apartan de lo que es la línea de esta publicación.

Roberto Fontanarrosa generó con su pluma de dibujante y escritor, un espacio en donde se encontraron varias generaciones de argentinos. Podemos afirmar, aunque suene a exageración, que hay pocos nombres que generen el respeto y veneración que despierta el de este rosarino entre sus compatriotas. Una silla en la platea del estadio de Rosario Central -el club de sus amores- estará desde ahora vacía como la página del diario que muchos esperaban sólo para saber cual era la última ocurrencia del “negro”. Se fue Fontanarrosa y a nosotros nos hubiera gustado estar en medio de esa hinchada de Central que lo despidió para, humildemente, con la voz de trueno de la tribuna, decirle gracias, gracias por toda la risa, gracias por las sonrisas, gracias por la dulzura de tus págínas, gracias y hasta luego, nos vemos en el café del barba.