La avalancha de laptops en la región
26 de marzo de 2010 - Destacados
Según las proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el número de escolares cubiertos por programas de Una Computadora por Niño en la región aumentará de 1,5 millones actualmente a 30 millones en 2015. “Es una tendencia imparable´´, me dijo Eugenio Severin, experto en tecnología educativa del BID.
¿Pero el impacto de esta avalancha de laptops será inequívocamente positivo?, les pregunté a varios otros expertos. Para mi sorpresa, muchos dijeron que no. Entre sus criticas se cuentan:
Primero, entregar laptops a escolares que en muchos casos están desnutridos no servirá de mucho. Antes de darles laptops, deberíamos darles desayunos escolares. En segundo lugar, no tiene sentido entregar laptops a millones de niños sin entrenar primero a los maestros sobre cómo usarlas como instrumentos de aprendizaje. En tercer lugar, Internet introducirá la pornografía y la violencia en millones de hogares de poca educación.
Los partidarios de las laptops escolares replican que los programas gubernamentales para alimentar a los niños y los programas de entrega de laptops no son mutuamente excluyentes: se deberían hacer las dos cosas. Con respecto al adiestramiento docente, los defensores afirman que muchos países ya lo están haciendo. En cuanto a la pornografía y a los sitios de propaganda racista, los defensores dicen que las laptops tienen filtros.
Lo más importante es que las laptops están estimulando la curiosidad de los niños, promoviendo el autoaprendizaje y obligando a los maestros a superarse para no quedarse detrás de sus estudiantes, dicen los defensores de estos programas.
Mi opinión: los críticos hacen algunas objeciones válidas, pero la avalancha de laptops es una de las mejores cosas que están pasando en América latina en este momento.
Es un shock tecnológico que sacudirá los anticuados sistemas escolares de la región, y sus poderosos sindicatos de maestros, que constituyen uno de los principales motivos por los que la región se está quedando cada vez más atrás de Asia en la economía global.
En el peor de los casos, este shock sacudirá la inercia educativa de la región y erosionará la convicción generalizada de que no se puede hacer nada para mejorar la calidad educativa latinoamericana.
Autor: Andrés Oppenheimer, publicado en La Nación-Argentina