Un futuro enredado (pero sin cables)
1 de abril de 2008 - numero_26
Cuando se menciona el término “red” nadie piensa -al menos inmediatamente- en pescadores, cazadores, jugadores de tenis, grupos de personas u otra relación que nos hable de lo que se pensaba en el pasado no tan lejano. El vocablo nos remite, si no a todos por lo menos a la mayoría, a dispositivos electrónicos. Hace no mucho -todo cambia a un ritmo vertiginoso- pensábamos que una red de computadores en nuestra empresa significaba estar encaminados hacia el futuro; ahora las redes están en nuestra casa y no es raro escuchar desde otra habitación una pregunta como: “¿La impresora láser está encendida? ¿Tiene papel? ¡Estoy enviando a imprimir un documento!”.
El principio que enunció Sun, “the network is the computer” (la red es el computador), es una realidad y la red es hoy un recurso del cual dependemos. Hemos aprendido a conectar -en el trabajo o en casa- el computador al hub y, si pensamos en una nueva impresora o dispositivo multifunción, nos interesa averiguar ahora por sus capacidades de conexión no sólo al computador sino a la red en primer lugar. Es evidente que el futuro se presenta “enredado” pero hay algo más: los cables han empezado a sobrar y nos empiezan a parecer -¡quien lo diría en tan poco tiempo!- primitivos. Los mismos teléfonos tradicionales han sido desplazados a tareas específicas porque las posibilidades de comunicarnos con otros, de manera directa, se han multiplicado. Las “redes” celulares son en gran parte responsables de ese cambio. Alguien puede ser alcanzado por una llamada, un SMS o un mensaje de correo electrónico sin que esté físicamente conectado a ninguna red visible; el cable, reiteramos, es una atadura de la cual se han empezado a liberar todos los dispositivos que comunican.
Hay una asociación internacional de ingenieros, la IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers), que define estándares de comunicación. Aunque nos parezca un dato estrictamente técnico, fue la formulación del protocolo IEEE 802.11 y su respectiva adopción por los mas grandes fabricantes, la que dio el espaldarazo definitivo a la era “wireless” que habían anticipado los teléfonos móviles. Aclaramos que no es la única tecnología inalámbrica en tanto también son populares Bluetooth (que demoró demasiado su desarrollo), Home-RF (que es la que usan aparatos domésticos como los teléfonos inalámbricos) o Wimax que es una tecnología en desarrollo, con enorme potencial y con capacidades que superan a Wi-Fi. Lo que afirmamos es que es esta última la que propulsó la “revolución sin cables”.
En una publicación stationery no podemos dejar de mencionar a RFID. Ésta es la sigla del nombre en inglés de la identificación por radio frecuencia. Aunque muchos ya identifican esta tecnología, todavía no está presente a nivel masivo y su nombre todavía no dice nada a muchos detallistas pero lo hará en muy poco tiempo. RFID es, ni mas ni menos, el sustituto electrónico al que creíamos irreemplazable código de barras y es, además, una solución inalámbrica. Las nuevas etiquetas, que ya se usan en algunas cadenas pioneras, emiten una señal de radio con toda la información del producto. Esto transforma la manera de hacer inventarios y el modo de operar de una caja registradora (entre otros procedimientos). Para dar sólo un ejemplo que sorprenderá, comentemos que en una típica transacción en el supermercado (y en la papelería ¡claro!) ya no pasaran frente al lector de códigos un producto a la vez; el lector RFID podrá en una única lectura registrar (y facturar) todos los productos que pasan por caja.
Al llegar a este punto vemos que estamos muy enredados y sin cables pero, y nos vamos a complicar más, todo tiende a enredarse aún mas porque los diferentes dispositivos que hemos mencionado se encaminan a comunicarse entre sí construyendo una telaraña invisible que une lo que era, en otro tiempo disímil.
Una buena sugerencia: no nos enredemos con estos planteos y simplemente usemos los diferentes equipos y recursos técnicos. Ellos saben cómo comunicarse e interactuar entre sí y en esto no se parecen a sus creadores humanos, que en este mundo interconectado se ven cada vez mas solos.